Oct 11, 2010

eletroesquizomagnetismo

Por esas mismas fechas, mientras esperaban, un soldado del
batallón de Reiter se volvió loco. Decía que oía todas las trans-
misiones radiales, las alemanas y también, cosa más sorpren-
dente, las francesas. Este soldado se llamaba Gustav y tenía
veinte años, los mismos que Reiter, y nunca había estado desti-
nado en el equipo de transmisiones del batallón. El médico que
lo examinó, un muniqués de aire cansado, dijo que Gustav te-
nía un brote de esquizofrenia auditiva, que consiste en oír vo-
ces dentro de la cabeza, y le recetó baños fríos y tranquilizantes.
El caso de Gustav, sin embargo, se diferenciaba en un punto
esencial de la mayor parte de los casos de esquizofrenia auditi-
va: en ésta las voces que oye el paciente se dirigen a él, le ha-
blan o lo increpan a él, mientras que en el caso de Gustav las
voces que oía simplemente se limitaban a cursar órdenes, eran vo-
ces de soldados, de exploradores, de tenientes dando el parte
diario, de coroneles hablando por teléfono con sus generales,
de capitanes de intendencia reclamando cincuenta kilos de ha-
rina, de pilotos dando el parte atmosférico. La primera semana
de tratamiento pareció mejorar al soldado Gustav. Andaba un
poco atontado y se resistía a los baños fríos, pero ya no gritaba
ni decía que estaban envenenando su alma. La segunda semana
se escapó del hospital de campaña y se colgó de un árbol.

Roberto Bolaño, 2666